clase de yoga para niños paso a paso

Cómo impartir una clase de yoga para niños paso a paso

Como ya hemos dicho en muchas otras ocasiones, el yoga es una disciplina milenaria que entraña dificultades y requiere de gran profesionalidad por aquellos que la imparten, sobre todo, si sus alumnos son niños y niñas. 

En este post queremos explicar cómo se debe impartir una clase de yoga para niños paso a paso, para ayudar y facilitar al maestro que va a ejercer de guía durante la práctica. 

Los niños y niñas necesitan atenciones y sesiones de yoga con características bastante diferentes a las de los adultos, como era de esperar. Las técnicas, la precisión, los ejercicios e, incluso, los tiempos varían respecto a los niños y niñas. 

Resulta fundamental saber cómo impartir de forma correcta una clase de yoga para niños paso a paso si lo que buscamos es conseguir los resultados más eficientes y satisfactorios, tanto para los más pequeños como para nosotros. 

Los niños pueden comenzar a recibir y practicar clases de yoga alrededor de los 3 años. De hecho, está demostrado que existe un amplio abanico de beneficios del yoga relacionados con los niños y las niñas

Como ya hemos dicho, en este post vamos a explicar cómo podemos estructurar una clase de yoga para niños paso a paso y cómo deberíamos estimular el rendimiento de los más pequeños, para adoptar los cambios oportunos. 

Sin embargo, antes de entrar en la materia en cuestión, vamos a adelantar para qué sirve el yoga en los niños y niñas y por qué todos deberían comenzar a practicarlo cuanto antes. 

Para qué sirve el yoga en los niños

El yoga no solo es capaz de ayudar a tonificar el cuerpo, sino que también sirve como herramienta de relajación y eliminación del estrés. 

Es evidente que los niños están en constante movimiento y tanto su cuerpo como su cerebro están activos la mayor parte del tiempo. Por eso, es bueno que se inicien desde temprano en la práctica del yoga y lleguen a ser capaces de alcanzar ese estado de tranquilidad que tanto les cuesta conocer. 

Si esto es beneficioso para los adultos, lo puede ser aún más para los niños y su desarrollo, ya que al encontrarse en una edad temprana, el yoga actúa como motor para que estos empiecen a adquirir herramientas útiles para la vida.

Algunos de los aspectos que se pueden mejorar gracias a una clase de yoga para niños paso a paso son la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación. Pero esto no es todo, ya que en el plano más espiritual, también permite establecer una conexión física-mental total.

La paz que genera el yoga también fomentará la adquisición de hábitos saludables por parte de los niños, haciéndolos capaces de controlar mejor sus impulsos. 

Este hecho es especialmente bueno y destacable, pues permite evitar o reducir las rabietas típicas de los niños en edades tempranas, ya que con el yoga esta energía se canaliza.

Con una clase de yoga para niños paso a paso también se aprende a respirar adecuada y controladamente y esto también es muy beneficioso para los niños, que descubrirán técnicas de respiración para emplear en su día a día. 

Además, el yoga estimula la creatividad, la autoestima y el autoconocimiento de los pequeños.

Cómo impartir una clase de yoga para niños paso a paso

Tanto si eres profesional, como si eres madre o padre, y quieres iniciar a tus pequeños en esta disciplina, es importante que sepas bien cómo impartir una clase de yoga para niños paso a paso.

En primer lugar es importante que establezcas una serie de lecciones que serán la base de tus clases. Así, tu clase de yoga para niños paso a paso será todo un éxito.

Al igual que las clases de yoga destinadas a adultos, la clase de yoga para niños paso a paso debe contar con un inicio, un desarrollo y un cierre. En el caso de los niños estas tres partes se presentan de la siguiente forma:

  1. Inicio

En esta primera parte se lleva a cabo el saludo. El inicio es muy importante ya que a través de él se capta y atrae la atención de los niños y niñas y de ella depende su motivación y concentración para el resto de la clase.

Es muy recomendable crear un saludo propio para la clase y repetirlo a diario, para que los pequeños se familiaricen con él y puedan llegar a recrearlo sin la ayuda de ningún adulto. 

También es importante para que den por comenzada la clase y entiendan que a partir de ese momento deberán concentrarse y seguir todos los pasos del maestro que imparte la práctica. 

No debemos olvidar que son niños y niñas muy pequeños y que no en todo momento podrán aguantar y mantener la concentración. Debemos ayudarles pero sin presionarles. 

El yoga debe ser algo placentero, no algo impuesto. 

  1. Desarrollo

Esta es la parte que más tiempo ocupa durante toda la clase. En esta etapa se hacen los juegos con asanas y los ejercicios de respiración y de relajación. 

La activación del cuerpo debe ser progresiva y animada, comenzando mediante el saludo al sol. 

Se debe trabajar todo el cuerpo e incorporar elementos divertidos a lo que contemos, ya que no estamos con adultos y puede no ser suficiente con decir solamente el nombre de cada asana. 

También podemos realizar algunos juegos usando, por ejemplo, aros o pelotas.

Lo importante es que los niños entiendan la importancia del yoga y demuestren respeto por la práctica. 

  1. Cierre

Al cierre de la clase se hace algún tipo de meditación y se despide. Al igual que ocurre con el saludo, también podemos inventar y crear una despedida única para nuestra clase.

Este último paso debe integrar ejercicios de tipo más introspectivo, en los que los niños adviertan de que se está acabando la clase.

Una vez que damos por finalizada la sesión, avisamos a los niños y les invitamos a que vuelvan siempre que quieran. 

Resulta muy interesante comentar con los niños y las niñas qué les ha parecido la sesión, cómo se han sentido durante la misma y al finalizar y muchos otros aspectos que nos indiquen cómo de efectivas están siendo nuestras clases. 

Ahora ya sabes cómo puedes impartir una clase de yoga para niños paso a paso exitosa y de forma efectiva.

Seguir una clase de yoga para niños paso a paso requiere de mucha empatía y esfuerzo, tanto por parte de los más pequeños como de los adultos más cercanos.

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